miércoles, 31 de octubre de 2012

Después del placer

Vístete, que no nos encuentre desnudos el amanecer,
cubre nuestro traje nocturno hecho de telas del placer
que descosemos algunos momentos solo por querer
y que compramos con palabras y hechos del amar.

Anda, que el alba no perdona encontrarnos sin ropas,
las mismas que hemos tirado en medio de la locura,
sin saber si fue el deseo o fueron las amargas copas,
hemos de profanado el suelo desde hace varias horas.

No huyas, de estos brazos los cuales vuelves prisión,
yo te confieso que quiero perderme en tu blando regazo
ahora y aquí, juntos lo único que quiero es morir de pasión,
que nada detenga esta ilusión de amarrarnos al desenfreno.

Quisiera, que este frenesí sea un interminable universo
donde mi apetito por ti sea al igual que el sol de infinito
y ese calor nos haga arder por este momento que disfruto,
un momento que con tu femenina silueta a mi lado es eterno.

Aunque el absorto mundo nos vea como dos perdidos,
sabemos bien cual es nuestro destino que lleva a un camino,
donde dos vidas se conjugan tan perfecto como dos versos
en un poema que solo ha sido pronunciado por ancestros.

Dime, ahora que ya no hay limites que impidan ascender mas alto,
tan alto donde el cielo y el infierno no tiene mucha importancia,
y las estrellas y el viento espacial son los únicos que nos acompañan,
dime pues, ¿no habrá de terminar esto? dime que habrán mas mañanas.

Ya que nos despedimos, un súbito beso vendría bien
hasta nuestro próximo y repentino encuentro que ansioso espera,
ya sabes que podremos oír cantar las aves y el mar, en el nido,
aquel nido que sin ti y sin mi es un frío y desolado invierno polar.

Abrázame, déjame conocer de nuevo a la esperanza de verte,
que quiero estar seguro de que a la hora indicada llegues,
porque sino es así, dime que hay del amor, del fatal amor
que se termina justamente después del efímero placer.

A.T.

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