De mi momento poetico
naciste tu, dame esa luz
que me haga amarte sin esta cruz
que es la maldicion del enamorado
del ciego, del desvalido,
del prisionero abandonado
en su celda siempre añorando
estar un poco libre para vivir
ese gran placer que es sentir
y contemplar en la tarde
al morir el dia de la dicha
en la condena mas mortifera
que nos desdeña a la muerte
y nos enseña la insensible vida
que debemos recorrer
y nos parece prohibida
esta simple y complicada existencia
de la que al final no queda huella
y a lo mucho el polvo vuelva
incansable hasta que en el mar
un dia se hunda, y asi nuestro recuerdo...
... Muera.
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