lunes, 25 de junio de 2012

La llama que arde

Vencí mi temor a vencer,
a dominar mi sed ante ti
a tu loca y dormida vida,
a tocar la puerta de mis días.

Te vi y me diste la fuerza,
me enloqueciste la cabeza,
aunque poco duro la locura
y luego se hizo pasión.

No dudas y eso me afianza,
solo tu tienes las mantas
que cubren mis deseos
esos que descubriste primero.

Jamas te alejes sin un adiós
porque no habra despedida
ni hoy ni nunca entre tu y yo,
hagamos eterno algo tan efimero.

Te invito a mis noches
a que las llenes y sueñes
con esas lunas pasadas
que regresan a nuestra morada.

Derrochemos esa dulzura
que nos enrolla en deseos
incontrolables y soltemos
esos sentimientos enfermos.

No dire mas, porque me miras
y tus ojos saben lo que mis ojos piden
porque estan sumidos tan profundo
dentro de esa llama que arde entre los dos.

A.T.






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