Yo practico el rito del amor,
conjurando palabras antiguas,
recitando rimas infinitas,
abrazando tiernas caricias.
Sin religión, me vuelvo hereje
de la inusitada pasión que sangra,
del vago asesino que atrapa
entre heridas y pesares escarlatas.
Una delicada mañana poseída
después de las investiduras frías
de las noches consumidas
en fuegos del alborto de la vida.
¡Oh tan gloriosa fue mi poción!
Has venido sacada del conjuro,
de los verdes líquidos mágicos
donde del humo salió tu silueta.
Vendo mis alma de poeta
por verte llegar a mi puerta,
que tu magia contagie mi venas,
y entre pasiones sueltes mis cadenas.
Y habría de esperar un infierno
por conjurar demonios sinceros
que trajeran en forma de mujer
un universo de estrellas, de luceros.
Con tu luz que destruye
hasta que los ojos se inunden,
donde ahogados pasan los días
y donde mueren las miradas.
Que el perdón divino sea mio
ya que el ritual mas antiguo practico
por el amor que me ha poseído
por ese cuerpo que ya no esta vivo.
A.T.
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