De nuevo, las mismas caras,
las mismas voces, las mismas miradas,
las mismas palabras, los mismos nombres,
los viejos recuerdos compartidos,
las mismas risas, los mismos lugares,
todo regresa de pronto, y parece
que aun nada ha cambiado.
Y segundos después nos damos cuenta
que todo es lo mismo, solo el tiempo ha pasado,
han pasado los días, las semanas, los meses,
los años, las épocas, las estaciones,
se han ido los veranos, los otoños, las primaveras,
pero los inviernos continúan su permanente estadía.
Mientras recapitulamos los antiguos pasos,
revisamos nuestras huellas, nuestras heridas,
nuestras cicatrices, nuestras viejas ideas,
y aquellos sentimientos que en su momento
fueron necios, solo para ver que nada
se ha desvanecido, que no marcharon.
No podemos olvidar aquel pasado,
que aunque ya pasó quedó plasmado
en nuestras mentes, en el lienzo del alma,
en la cronología de nuestra vida,
en las páginas de los días, en la historia
nuestra que nos reencuentra a cada momento.
A.T.
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