tan grande nos reduce a la nada,
y como en silencio la vida se apaga.
Duele sentir esfumarse
el cariño de los seres amados
que la muerte se ha llevado.
Duele el duelo
que por ropas llevo
y prefiero estar de negro
para allí perder la tristeza.
Duelen las lágrimas
que mi vida desgarran
cuando se deslizan
crudas por mi cara.
Duele vivir, tanto,
que si no sintiera
el dolor mismo del llanto
no conocería el dolor,
este dolor que es mi canto.
A.T.
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