lunes, 24 de noviembre de 2014
Intrusa
Me di cuenta que no puedo dejar de caminar,
de afrontar el sol, de existir en un mundo injusto,
de ser ajeno a lo que me rodea
ni a lo que siento.
Me di cuenta que estar abajo siempre sirve
para poder subir algún buen día,
que siempre voy a llorar
aunque sean lágrimas de alegría.
Me di cuenta y me puse a ver el cielo
como cuando era niño, noté entonces
que el color no ha cambiado
y que aún no lo entiendo.
Me di cuenta tal vez muy tarde
que era temprano para escribir
tu historia y también la mía,
decidí que el viento nos escribiría.
Me di cuenta que mientras te pienso
también el café como mi corazón se enfría,
y un temblor me asalta así como de noche
también en el día, cuando aún rondas mi memoria.
A.T.
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