Doy esta caricia deforme
a tu tacto tan abstracto,
a tu fría piel de mármol,
a tu blanca tez dañada
por el largo andar de los años.
Te abrazo sintiendo
la inmovilidad de tu cuerpo,
y recorro tu silueta
deseando saciarme
con algún leve movimiento.
En tu rostro
la mirada fija
puesta en algún horizonte
que desconozco
y busco descubrir.
En ti la gracia
de la eternidad figura,
en mi se acuna la locura
de verte y no tenerte;
eres la imagen mi desgracia.
A.T.
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