Moría con rastros
de tu veneno
aún en mi boca
y en mi garganta,
envenenaste mi vicio
y en mi fúnebre mirar
te clavaste como cruz
y como castigo eterno.
Déjale flores al recuerdo,
adórnale con tu poca gracia
y dedica tu decadente vida
a visitar mi tumba,
ahora vivirás, y maldecirás
cuanto amor desperdiciaste,
y el tiempo que no volverá
a este cementerio de tu pasión.
A.T:
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