Cuando por el último fulgor
de la tarde se vierta nostalgia,
tú añoraras los ocasos jóvenes,
los mares verdosos de pasto
acompañados de los vientos
en la divagación alegre
de nuestros pasos descuidados,
y la más íntima memoria
será invadida por los momentos
que vislumbraron nuestra vida,
por aquel viejo pero anhelado beso
y mi torpe sostener de tu mano,
por las risas sin sentido
en las prolongadas charlas;
y las noches, ¡ah las noches!
¡cuántas noches nos pensamos!
y así también ¿cuanto amor
no nos brindamos? ¿Cuánto?
¿Cuándo? Nunca.
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