jueves, 18 de diciembre de 2014

Tras largos amaneceres


El llanto improvisado
tras largos amaneceres
en el que enmudecen
los profundos gritos
por la noche que partió
y por lo roto que quedó
la imagen viva,
el aliento cautivo,
el mirar empedernido;
y sólo nos restan ahora
bocas desnudas
y desesperados besos
que aguardan, que lamentan,
que susurran, que ven
desde la oscuridad
un corazón en vigilia
aún sin despertar.

A.T.


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