El llanto improvisado
tras largos amaneceres
en el que enmudecen
los profundos gritos
por la noche que partió
y por lo roto que quedó
la imagen viva,
el aliento cautivo,
el mirar empedernido;
y sólo nos restan ahora
bocas desnudas
y desesperados besos
que aguardan, que lamentan,
que susurran, que ven
desde la oscuridad
un corazón en vigilia
aún sin despertar.
A.T.
Es muy bueno!
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