Nos conocemos de abismos anteriores,
de vidas caducadas y pasados obsoletos,
nos conocemos por accidente del destino.
Nos conocemos porque el tiempo
nos puso a la vez en un mismo sitio,
como si fuésemos un designio.
Nos conocemos de pieles rasgadas
y de corazones rotos en papel,
de deseos insanamente saciados.
Nos conocemos porque nos vimos
y las miradas tan necias quisieron
volverse a ver y ser más que desconocidos.
A.T.